El bebe y los juguetes
A través del juego, los niños no solo exploran, se divierten y aprenden a relacionarse con lo que les rodea, si no que se ven continuamente inmersos en un mundo de fantasías, en el que “juegan” con la realidad, la deforman, la crean. Este proceso está en la base de la futura capacidad creativa y en la base de la personalidad de toda persona.
Dada la importancia del juego, los padres muchas veces se preguntan qué deben comprar para fomentar el juego en sus hijos. Existe un amplia oferta lúdica para nuestros pequeños; en las tiendas vemos con estupor cómo fila tras filas, los juguetes se aglomeran sobre cargadas estanterías. Los padres y abuelos se quedan asombrados, perplejos y no saben qué juguete les conviene, ni cuántos.
El juego es una parte fundamental en el bienestar de los niños
En primer lugar, hemos de tener en cuenta que la capacidad de atención y de concentración de los más pequeños es limitada y el riesgo de sobreestimularles grande. Por ello, si el bebé se ve rodeado por montañas de juguetes, estará constantemente viendo y deseando otro objeto que podría ser aún más interesante que el que tiene entre manos; habremos entonces impedido que el niño pueda explorar con tranquilidad los objetos que tiene. Intentemos evitar volcar la caja de juguetes frente al niño, más bien permitámosle ir sacándolos él mismo a su antojo. Cuando veamos que los juguetes se van acumulando en el suelo, los podremos retirar poco a poco y guardar de nuevo en la caja; así tu pequeño podrá a explorar al máximo las posibilidades de cada juguete y no perderse en un mar de objetos.
A veces los niños se aburren de un determinado juguete. Podemos guardarlo en el armario y volver a sacarlo pasadas unas semanas ¡y veréis como el “viejo” juguete vuelve a ser interesantísimo para el pequeño!
Hacia el final del primer año el niño se interesa mucho por el medio que le rodea. Los objetos cotidianos se vuelven de sumo interés; por ejemplo, la cocina y sus utensilios se convierten en un paraíso para la curiosidad del bebé. Podrías rellenar los cajones más bajos de la cocina a los que alcance tu pequeño con objetos que no puedan dañarle: ollas pequeñas, paños, cucharones, tuppers, etc. Él podrá abrir los cajones e ir descubriéndo qué hay en ellos!
La hora del paseo también puede convertirse en una auténtica expedición! Palos, hojas, piedrecitas, arena, nada pasará desapercibido para tu pequeño.
Incluso la comida tiene cierto componente lúdico y es importante que los niños puedan tener un espacio para “jugar” con la comida y descubrir sus características: la húmedad del arroz que se pega a sus deditos, la pasta que se escurre, el trozo de manzana duro. Los más pequeños pueden aprender a comer con los dedos antes de ser capaces de vérselas con un tenedor!
Por todo esto, concluimos que es innecesario hacer grandes inversiones en juguetes. Bastaría con tener un osito de peluche, unos cuenquitos, una pelota suave, un sonajero, libros con dibujos, un teléfono de juguete que haga ruidos al apretar botones. No solo ahorramos gastarnos dinero inútilmente, sino que apoyamos el desarrollo óptimo y creativo de nuestros hijos!